El hijo de la viuda de la ciudad de Naín

Publicado en por Hermano Jorge Jimenez A

LA_VIUDA_DE_NAIM.JPG

 

     Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 

Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.

Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

(Lucas 7:11-17)

Queridos hermanos analicemos versiculo a versiculo, y veamos que mensaje nos entrega nuestro Señor Jesucristo:

 

  • Vs. 11“Aconteció después, que él (Jesús) iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.”. 
    • Esta gran historia nos cuenta que el Señor Jesús, se dirigía a una ciudad, acompañado de dos grupos diferentes. Pues se destacan que iban con Él: “muchos de sus discípulos”, pero también de “una gran multitud.” 
    • El primer grupo que eran los discípulos, lo seguían a Él (Jesús), porque aprendían todo lo que Jesús les enseñaba.
    • El segundo grupo, la gran multitud, que lo seguía, eran todos aquellos testigos de los grandes milagros que el Señor manifestaba, y que se sumaban en el camino. Pero no permanecían siempre con Él, a diferencia de los discípulos que estaban de continuo con Jesús. Convirtiéndose en testigos permanentes del poder de Dios.

   Surgiría otra interesante pregunta: ¿A qué grupo pertenecemos?, ¿si a los discípulos, que permanecen continuamente en comunión con el Señor, para aprender más de Él, o a las multitudes que se convierten en simples simpatizantes del poder de Dios, pero que no se quiere asumir el desafío de ser discípulos del Señor por aquello de ser un gran compromiso?. A esto último sería bueno agregar, que muchos tienen interés en que el Señor se comprometa con ellos para bendecirlos en todo, pero no quieren comprometer su vida para ser los discípulos del Señor.

 

  •  Vs. 12 “Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.”
    • En el tiempo antiguo a las ciudades les edificaban alrededor de ellas grandes murallas, para que en tiempos de guerras estuvieran seguras.
    • Hoy en día, muchas personas pueden estar viviendo experiencias amargas como las que vivía esta mujer viuda, y no solamente porque hayan perdido un ser querido, sino que también se puede vivir en muchos casos una “viudez espiritual”, como el abandono en un hogar de un esposo o una esposa, o de aquellos que no quieren asumir la responsabilidad total que deben tener en el hogar. Y así mismo ¿cuántas madres y padres, también pueden estar viviendo la muerte espiritual de un hijo o de una hija, al verlos que se están perdiendo en las drogas, el alcohol, la prostitución, la delincuencia, las malas amistades, y otras muchas formas más en que los jóvenes poco a poco están acabando con sus vidas?.
    • La Palabra de Dios nos enseña que Jesucristo es la puerta de la gran bendición: Juan 10: 9 “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.

 

  • Vs. 13 “Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.” 
    • Dios también se compadece de aquellos que pueden estar pasando un dolor y se acercará no solamente para consolarlos, sino para dar sus bendiciones. Es confortante saber que Dios tiene sus ojos puestos en nosotros, en momentos de dificultad para acercarse a nosotros y restaurar nuestras vidas.

 

  • Vs. 14 “Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
    • Después de consolar a la viuda, lo siguiente que hizo el Señor, fue darle vida al joven, dándole así una nueva oportunidad, devolviéndoselo a su madre, y restaurando nuevamente aquél hogar.

 

  • Sv.15 "Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.”
    • Hoy el Señor desea hacer lo mismo, restaurando las vidas y las familias que este mundo venía destruyendo y acabando. Aquella nueva vida es la mejor oportunidad que Dios nos está brindando por medio de su Hijo Jesucristo.

 

  • Vs. 16 “Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.

 

  • Vs. 17 "Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.”
    • La situación de aquella viuda cambió, gracias a que Jesús se “cruzó” en su camino, transformando su dolor y tristeza, en un gozo por la restauración de su hijo y su hogar. Aquél pueblo fue testigo de la gracia de Dios recibiendo el beneficio de la visitación del Señor para aquella ciudad.

 

 

Queridos hermanos, déspues de analizar cada versiculo de este texto, te invito a que veamos la vivencia del milagro que Cristo hace a esta viuda.

     Ese hecho, considerado como un milagro, en el que un muerto había sido resucitado. Cristo va, con sus discípulos y una gran muchedumbre de la que le escuchó y sobre la que operó milagros, a un villorrio llamado Naín que significa la bella, la graciosa, éste esta situado a unos diez kilómetros al sudeste de Nazaret y a siete u ocho horas de Cafarnaúm. La escena del encuentro de Cristo con el cortejo fúnebre tiene lugar al acercarse a la “puerta de la ciudad.” Un pequeño villorrio y es probable que no tuviese más que una puerta de acceso. Según la costumbre judía, llevaban a enterrar sobre unas parihuelas, envuelto el cuerpo en lienzo blanco, y la cabeza en un sudario, o en ocasiones descubierta, al hijo único de una viuda; los judíos no utilizaban ataúdes. El entierro solía ser al atardecer del día del fallecimiento. Acompañaban el féretro su madre, parientes y gran parte de las gentes del villorrio, sin faltar plañidera y algún flautista. Los rabinos tenían legislado que, al encontrarse un cortejo fúnebre, se incorporasen las gentes a él. Aquí Cristo se adelanta a la madre para compadecerse de ella. La escena es de una gran delicadeza. Bien consciente de su poder, sin temores a la impureza “legal” por tocar un muerto (Núm 19:16), tocó el féretro y dio al joven la orden de “levantarse,” de resucitar; pero la fórmula con que lo dice es de interés:

  1. Dice el Evangelio que Jesús se compadeció. El siempre ante el dolor se conmueve y se apiada, pero para mayor precisión lo que hace el Señor condolecerse, es decir sentir compasión y lástima por la desgracia y por el sufrimiento ajeno, pero además participar de ello.
  2. Por eso Jesús le esta diciendo: «No llores», ¿Se puede decir no llores a quien se la ha partido el corazón de dolor? Llorar no es solo derramar lágrimas, especialmente cuando lloramos por un suceso desgraciado. Llorar es lamentarlo y sentirlo profundamente, sobre todo cuando hemos perdido una vida muy querida, amigo o familiar, y perder es algo que se tiene y se deja de tenerlo, pero ese «No llores» que dice el Señor, es distinto, es un ruego de confianza, porque en otra palabras es “deja el llanto y ten fe”. También es un mensaje para el que no tiene fe, para el que ha perdido toda esperanza, por eso también es “deja de dudar”, o “no dejes de creer”.
  3. Si creemos ¿porque lloramos?, a caso ¿no creemos en la infinita bondad del Señor?, ¿no creemos en la disposición y el cuidado que se toma Dios para evitarnos un daño?, ¿no creemos que nuestro Padre busca nuestro bien?, si creemos, pero somos humanos, y cuando amamos, lloramos.

    Evangelio según San Juan, (Juan 11, 1-45) "Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: “¿Dónde lo han puesto?” Le contestaron: “Ven, Señor, y lo verás”. Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: “De veras ¡cuánto lo amaba!”. Nuevamente Jesús, nos muestra sus sentimientos y su gran Corazón, cuando se encuentra con la desgracia y el sufrimiento, nunca pasa de largo, es así como cuando vio a la triste viuda se compadeció de ella. La misericordia es “lo propio de Dios” y se manifiesta plenamente en Jesucristo cada vez que se encuentra con el sufrimiento. Jesús tiene una inclinación natural a tener un sentimiento de pena y lástima por la desgracia y por el desconsuelo ajeno, aquí lo demuestra al acercarse a la madre privada de su hijo. 

         Este es el ejemplo que debemos imitar de Jesús, tener compasión de todos cuantos sufren. Porque el que sufre inspira compasión al que conoce de sentimientos, y si nos sentimos impresionados por el dolor, y llegamos angustiarnos por los oprimidos, y llorar juntos con ellos, estamos sintiendo a un hermano como lo sentía Cristo y así entenderemos mejor esta compasión del Señor. Sigue el Evangelio.; Jesús acercándose al ataúd, lo tocó.

  1. Los que lo llevaban se detuvieron. Entonces, dijo: «Joven, yo te lo mando: levántate». Inmediatamente el muerto se levantó y comenzó a hablar; y Jesús se lo entregó a su madre.
  2. Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo».
  3. La noticia del hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas. Jesús nos enseña quién es y en qué consiste ser profeta, pero un profeta del Pueblo de Dios que da la vida a los muertos, porque solamente los profetas de Dios, pueden hablar con autoridad del mismo Dios, pero además El es que ha sido anunciado como tal por los antiguos profetas de la Sagradas Escrituras, El es el Mesías prometido, es el mayor de todos, los anteriores y los posteriores. 
  4. A veces pensamos que profeta es aquel que nos anticipa el futuro, pero este evangelio no nos entrega esta imagen de profeta, porque la gente, después de ver a Jesús, reanimando el cadáver del joven de Naín, no lo aclama como un obrador de milagros, sino que exclama: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». En tiempos de Jesús la gente intuyó cuál era la verdadera misión del profeta que hablaba en nombre del Dios de la vida.

    Jesús, devuelve la vida, la ilusión, la esperanza y la confianza a un mundo que, como la madre y viuda de Naín, que ha perdido su único hijo. Jesús lo hace, El va de pueblo en pueblo anunciando que es posible la vida, y que su palabra es para hacer una buena vida, aquella que el hombre se dedica a destruir, con una irreverencia incomprensible, aceptando el hambre, cerrando los ojos a la pobreza, a la drogadicción, a la marginación, enterrando las esperanza de paz con la guerra y el terrorismo, con la violencia vista en cada esquina del mal y pero lo peor, es siendo permisivo para que estas cosas ocurran. 

  1. Es así, como si somos seguidores de Jesucristo, seamos consecuente, con el llamado de Jesús, detener esta marcha fúnebre en el que transita el mundo, para darle la vida, la vida de la gracia, del amor y la esperanza, asumamos el papel profético frente a este cadáver, porque Dios quiere que vivamos, y porque el es Señor de la vida, no de la muerte.
  2. Jesús, nos ha pedido, ámense, como El nos ha amado, como El nos ha hecho ver con el ejemplo de su vida, amor que se dirige a toda la humanidad, amor que se hace al percibir el sufrimiento, la injusticia, la pobreza y la comprensión por la fragilidad física del hombre. Jesús nos muestra su Corazón misericordioso, sigamos su amoroso ejemplo, mostrémosles el nuestro a los que necesitan de el.

 

Hermanos en cristo, no desaprovechemos la oportunidad de que el Señor se está cruzando en nuestras vidas, para que no continuemos “cargando” una vida de dolor y sufrimiento, sino que podamos convertirnos en discípulos de Jesús, y ser testigos permanentes de su amor y poder.

Etiquetado en Los milagros de Jesús

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post
N
muy buen razonamiento
Responder
E
Dios es amor i el nunca nos dejara desamparo ado en las buenas i en los momentos difíciles el dique siendo Dios
Responder
E
Gracias que Dios lo siga bendisiendo i dándole fuerza
Responder
F
Gracias señor yo confio en ti tu eres mi mejor medico el q nunca falla al cual le stoy infinitamente agradecida bendiceme señor como ayer y como siempre sana mi cuerpo y mi alma no quiere alejarme de ti tu eres mi ptotector y mi señor.gracias señor
Responder