El ciego Bartimeo recibe la vista

Publicado en por Hermano Jorge Jimenez A

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 Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, Bartimeo un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.

Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno.

Entonces dio voces, diciendo: !Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 

Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: !Hijo de David, ten misericordia de mí!

Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga?

Y él dijo: Señor, que reciba la vista. 

Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado.

 Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.

(Marcos 10: 46-52)

 

Bartimeo: es el modelo del que “sigue a Jesús por el camino” (Mc 10,52) hacia Jerusalén, a donde entrará enseguida. Jesús le ha “abierto los ojos”, en contraste con la “ceguera” de los discípulos. Ha cobrado ánimo ante la intuida presencia de Jesús, ante su llamada, que Jesús encarga que le comuniquen, ante el interés de Jesús por Él. Ha arrojado el manto con que cubría su postración. El que estaba fuera del camino y parado, de un salto camina hacia Jesús. Y por su fe en el Señor, ahora, por fin “ve”. Y por eso “camina”. Siguiendo a Jesús.

 

Esta es la inspiradora historia del ciego Bartimeo. Podemos encontrar varias situaciones:

  1. Dice que era un ciego. Nuestro texto de hoy proporciona una valiosa información. 
    • Dice que el ciego se llamaha Bartimeo. Hay quienes aseguran que esa palabra significa “hijo de Timeo”, es decir, “hijo de un ciego”. El ciego Bartimeo era hijo del ciego Timeo.
    • Bartimeo hace pregunta qué ocurría, pues el gentío que se movía a su alrededor no era normal en Jericó. 
    • Cuando le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por la ciudad, Bartimeo se estremeció. 
    • Bartimeo esperaba hacía mucho tiempo esta oportunidad. 
    • Jesús estaba cerca y el creía que podía devolverle la vista. Sin perder tiempo, sin ninguna inhibición, comenzó a gritar; -Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí-. Los gritos eran estridentes, casi ofensivos, para un personaje tan importante como Jesús de Nazaret, quien se encontraba en el apogeo de su fama y de su popularidad. La gente comenzó a reprenderlo, diciéndole que se callara. Pero Bartimeo no estaba dispuesto a desaprovechar su únicaoportunidad de ser sanado por Jesús, y siguió gritando.

 

  • La fe nos acerca a Dios, nos hace tener esperanza cuando todo alrededor nuestro parece venirse abajo. Nos hace levantar la voz cuando nos mandan callar. Nos hace pedir al Señor lo que necesitamos en la certeza de que nos lo concederá si en verdad redunda en beneficio de nuestra alma.
  • Bartimeo sabía bien en quién había creído. Probablemente había oído hablar de Cristo, de sus sermones, de sus milagros. Y su corazón dio un salto de alegría cuando supo que el Mesías estaba a pocos pasos de donde él se encontraba. Y como sintiendo que nunca en la vida volvería a tener la oportunidad de recibir la bendición de Dios, alzó su voz pidiendo misericordia de Aquel que era la misericordia de Dios encarnada. No permitió que ahogaran sus palabras. Podía ser ciego pero no mudo. Y su fe era firme. Esa fe le devolvió la vista. Pero al ser sanado no se fue a su casa. Siguió a Cristo.
  • ¿Tenemos hoy esa fe? ¿levantaremos nuestra voz al paso de nuestro Señor cuando estemos postrados pidiendo limosna a un mundo que apenas puede darnos unas monedas de falsa felicidad, ajena al verdadero amor? ¿Seguiremos a aquellos que nos piden que hablemos bajito para no molestar? ¿Dejaremos que Cristo pase por nuestras vidas sin tirarnos a sus pies pidiendo misericordia? ¿o es que no necesitamos de la misericordia de Dios? Y una vez obtenida, ¿volveremos sobre nuestros pasos o nos convertiremos en verdaderos discípulos del Señor?
  • Sigamos el ejemplo de Bartimeo. Hoy Cristo se nos acerca en misericordia. Cuando nos acerquemos a jesús, dejemos que nuestra alma grite: "Hijo de David, ten compasión de mí". Y cuando le hayamos recibido, no regresemos a casa como si tal cosa. Porque mayor milagro y mayor bendición hay en recibir la bendición de Cristo que es recuperar la vista. No permitamos que acabe tras salir del templo. Salgamos de ella como verdaderos discípulos, dispuestos a dedicar el resto del día a Aquel que nos da la vida.
  • Bartimeo es ciego. La ceguera representa oscuridad, confusión, un no saber para dónde se va, esto es, representa a un hombre que se encuentra totalmente desubicado. Hay quienes pueden ver las cosas del mundo, pero no saben para dónde van, no han podido ubicarse en su vida. Bartimeo se presenta como un hombre limosnero, esto nos hace ver que es un hombre dependiente, no puede ganarse la vida por sí mismo, depende de la generosidad de los demás. Muchos hombres y mujeres son limosneros, no sólo de dinero, sino de amor, de atención, de cariño.
  • Bartimeo está ciego, pero no sordo. La ceguera no va a ser su obstáculo, cuando el ser humano quiere ser libre, no hay obstáculos que se lo impidan. Ninguna incapacidad nos obstaculiza cambiar, mejorar, sanarnos cuando de verdad se quiere. Él puede que no vea, pero sí puede percibir lo que sucede a su alrededor. Es valioso encontrar esta capacidad en Bartimeo, porque los hombres hemos ido perdiendo esa capacidad de encontrar a Dios, en su paso diario por nuestra existencia. Bartimeo comienza a gritar, no le importa qué puedan decir de si actitud las personas que están al lado. No hay formalismos que le preocupen; su intención es encontrarse con el Señor
  • “Hijo de David ten compasión de mí” David es el Rey por excelencia, es un Rey de Poder. Los israelitas, al esperar al Hijo de David, esperan a alguien con mucho poder. Bartimeo ha reconocido en Jesús el poder de sanarle la incapacidad que lo ha acompañado desde siempre. Al pedirle compasión, él pide que Jesús haga suyo el dolor que él experimenta. Tener compasión es sentir desde dentro, es comprometerse con el dolor del otro. Necesitamos que el Señor haga suyo nuestro dolor.
  • Pero nunca faltan los que se oponen a nuestra búsqueda de Dios. Algunos de los que venían con Jesús, tratan de callar a Bartimeo. Muchos de ellos se creen dueños del Maestro y consideran que pueden decidir quién se acerca al Maestro y quién no. Es muy probable que nosotros asumamos muchas veces esta actitud de creer que podemos decidir quién se acerca al Señor y quién no. También podemos entender ese intento de hacer callar al ciego Bartimeo como los obstáculos que los demás nos colocan para que no sigamos al Señor. Todos los días encontramos personas que buscan alejarnos del camino del Señor; para ello usan burlas, ofensas, todo lo que esté a su alcance. Normalmente, hay gente que quiere alejarnos del encuentro con el Dios de la vida.

 

    Lo importante es la actitud de Bartimeo, él no hace caso al intento de los otros por callarle, él sigue gritando. La tenacidad es necesaria para seguir al Señor. No podemos creer que todo el mundo nos va a felicitar por nuestro encuentro con Dios, ya que no faltan los que buscarán la manera de que volvamos al fango del cual hemos tratado de salir. No se puede desfallecer, es necesario luchar tenazmente.

  • Jesús nunca dejará esperando a quien lo llama. Nadie que clame a Jesús se quedará sin respuesta. Él detiene su caminar, Bartimeo merece toda su atención, por eso se detiene. No lo atiende a la carrera, no lo atiende mientras va caminando. Jesús pide que lo llamen y aparece otro grupo de personas que hace todo lo contrario del primero. Si el primero le dijo que no gritara, que se callara, este segundo grupo le dice: Te está llamando. Si no falta los que tratan de desanimarte, tampoco falta los que te animen a encontrarte con Él.
  • El diálogo entre Bartimeo y Jesús es tan simple como profundo. ¿Qué quieres que haga por ti? Si se da cuenta de que es ciego, para qué la pregunta. Es necesario que el hombre verbalice lo que necesita. Nombrar las dificultades es el inicio de la superación de éstas. Bartimeo sabe lo que necesita. No duda. Señor que vea.
  • La respuesta del Señor no se deja esperar: “Recobra la vista”. Todo lo que se pide con fe se obtiene. El poder de la confianza y la fe es más grande que cualquier necesidad humana. El problema es llegar a creer y creer bien. Normalmente somos personas de poca fe y por esto no alcanzamos a ver todos los milagros que suceden diariamente. Bartimeo, gracias a su fe, obtiene lo que necesita: salud y salvación.

Bartimeo empieza a caminar con Jesús, el que estaba sentado, ahora camina, el que antes pedía ahora es dueño de sí mismo.

Etiquetado en Los milagros de Jesús

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J
muy buena enseñanza.... dios los bendiga a cada uno de los que se esfuerzan por proclamar el Reino de Dios
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W
Muy excelente la explicación de esta enseñanza Bíblica. Es una reflexión que invita a leerla más de una vez. Dlbm
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C
Tremendo de verdad muy buena enseñanza.,,esa explicación que uno lee la Biblia y quizás no lo entiendes como esta explicación.
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S
Excelente !
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N
Q dios les ven diga porque es un mensaje de mucha bendición para mi
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